Los programas de Economía de Fichas son procedimientos dirigidos a controlar las conductas de una persona o un grupo de personas.
El objetivo consiste en fomentar, entrenar e instaurar una serie de conductas deseables y positivas, como por ejemplo: que haga los deberes en casa, que termine una tarea/actividad, que empiece una tarea, que obedezca, etc.
También sirve para fomentar la motivación y el interés hacia ciertas asignaturas y/o actividades que NO resultan atractivas o motivantes para el niño.
La técnica consiste en entregar un estímulo (fichas, vales, puntos, estrellas, vales canjeables) que actúa de reforzador simbólico, inmediatamente después de la conducta deseada o que queremos reforzar. El estímulo (fichas, vales, puntos, estrellas) se cambia más tarde por un refuerzo (premio previamente pactado).
El término de fichas hace referencia a una forma de operar por medio de objetos, los cuales se utilizan como reforzadores artificiales, de características físicas relativamente similares entre ellos. Pueden ser fichas de plástico, estrellitas de papel, puntos en un cuaderno, cartulinas de colores, etc., objetos diversos que puedan posteriormente canjearse por el reforzador natural.
Las fichas deben ser fácilmente manipulables, permitiendo que pueda estar en contacto con ellas el sujeto desde que se le entregan hasta que se le cambian por los reforzadores deseados. Han de poder ser aplicadas en todo momento sin romper las cadenas conductuales en curso y funcionar como puente temporal entre la emisión de la conducta y el momento de la entrega del verdadero estímulo reforzador.
La implantación de un programa de economía de fichas implica tres fases:
1. Establecimiento de la ficha como reforzador generalizado:
Es preciso enseñar a dar valor a las fichas.
En estos primeros momentos el cambio de fichas ha de ser poco menos que inmediato.
2. Establecimiento del programa:
Una vez establecido el valor de la ficha se establece el programa.
Se entregan las fichas de manera contingente a las conductas que se desee establecer o incrementar. Es conveniente que el alumno tenga una copia de los reforzadores, con su valor en fichas, o puedan acceder a ella fácilmente.
Las conductas particulares objetivo de intervención han de especificarse de manera precisa y concreta.
El procedimiento que se seguirá en esta fase es el siguiente:
a. Descripción de la conducta en términos claros y comprensibles, de forma observable y registrable.
b. Determinación de la cantidad de fichas que se obtendrán por realizar dicha conducta en los momentos indicados.
c. Búsqueda de los reforzadores adecuados, definición de éstos y confección de listas de reforzadores utilizables.
d. Establecimiento del sistema de fichas: determinar los momentos y frecuencia de entrega de las fichas, así como quién va a encargarse de estas tareas y dónde se llevarán a cabo.
e. Establecimiento de un sistema de cambio de las fichas por los reforzadores: determinación del valor de los reforzadores en fichas; y del momento, frecuencia y lugar de intercambio.
f. Establecimiento de un sistema de registro que permita conocer la tasa de emisión de las conductas deseadas, la cantidad de fichas ganadas y gastadas por cada uno de los sujetos, en qué reforzadores se emplea, etc.
Entrega de fichas:
Es necesario que, en un primer momento, la entrega de fichas sea abundante, con el fin de conseguir que el alumno se motive.
Las fichas deben tener un elevado valor, es decir, que puedan ser cambiadas por una cantidad importante de reforzamiento.
Es importante que en estos primeros momentos la entrega de las fichas sea de manera continua, cada conducta señalada irá seguida de manera contingente por las fichas correspondientes.
A medida que avance el programa y el valor de la ficha esté firmemente establecido y controle las conductas, el objetivo va a ser aproximarse a las condiciones de control de las conductas en la vida ordinaria.
Se pasa gradualmente de una entrega continua y abundante de fichas por cada conducta, a una entrega no tan abundante y de forma intermitente.
En cuanto a dónde se entregan las fichas, inicialmente deben entregarse en cualquier ambiente o situación. Posteriormente es conveniente establecer un lugar único.
Al comienzo del programa, el momento de entrega de las fichas será lo más próximo posible a la realización de la conducta, si bien en las fases posteriores del programa puede establecerse una demora progresiva o bien recurrir a la entrega de fichas en momentos fijos del día.
Aunque en general se da más importancia al entrenamiento positivo, en algunos casos se puede incluir procedimientos de costo de respuesta por la ejecución de conductas indeseadas. También se utiliza tiempo fuera de ganancia de fichas (durante un tiempo, el sujeto no obtendrá fichas aunque realice la conducta deseada) y el tiempo de intercambio de las fichas (durante un tiempo el alumno no podrá cambiar fichas por reforzadores).
La entrega de fichas NO se lleva a cabo por una sola persona, a fin de que no se convierta en un estímulo discriminativo.
Intercambio de fichas por reforzadores:
En
primer lugar se deben establecer los reforzadores por los que se
cambiaran las fichas. Es posible incluir reforzadores que no hayan sido
probados, además es muy importante evitar utilizar reforzadores que el
alumno puede obtener fuera del sistema.
Los reforzadores
han de establecerse en términos objetivos y precisos, en especial
aquellos que no consistan en objetos físicos. En el caso de que no sea
posible ofrecer los reforzadores de actividad de forma inmediata,
conviene cambiar las fichas por vales.
En segundo lugar
se determinará el valor de los reforzadores en fichas. Una vez que ya
hay constancia de los reforzadores de apoyo que se está eligiendo, las
leyes de oferta y demanda deben ser las que regulen el valor de éstos,
de forma que se suba el número de fichas exigidas para conseguir los
reforzadores más solicitados y se disminuyan los costes de las que no se
solicitan.
Al principio los reforzadores han de tener
un precio muy bajo en fichas, de forma que sea fácil conseguirlos.
Posteriormente se irá incrementando el valor en fichas de cada uno de
los reforzadores con el fin de obligar al alumno a emitir una mayor
cantidad de respuestas deseadas. Un aspecto importante es que durante
todo el programa se debe ir acompañando las fichas de reforzadores
sociales de forma que estos mismo puedan servir de reforzadores
generalizados.
3. Finalización del programa:
Una vez que las
conductas deseadas están consolidadas, el paso siguiente debe consistir
en poner esas conductas bajo el control de las condiciones habituales
“normales” en que actúa el alumno.
Un sistema que se ha utilizado y que puede ser útil es el de establecer diferentes niveles de contingencias.
1.
En un primer nivel se aplica la economía de fichas estricta: cada
conducta adecuada recibe fichas y por cada reforzador se debe pagar
fichas.
2. En un segundo nivel aún la mayoría de las conductas
son recompensadas y la mayoría de los reforzadores cuestan fichas,
asimismo algunos reforzadores no exigen fichas.
3. En este caso
la mayoría de las conductas ya no obtienen fichas de forma contingente,
asimismo la mayoría de los reforzadores pueden conseguirse sin tener que
pagar fichas.
4. En el cuarto y último nivel el alumno podría ya pasar a integrarse de manera completa en el ambiente natural.
Cuestiones fundamentales de la técnica
Para que este sistema sea realmente efectivo es importante atender a las siguientes cuestiones:
1.
Es fundamental que los objetivos/metas, el procedimiento para conseguir
el objetivo, el número de estímulos para conseguir el refuerzo y el
premio o refuerzo estén pactados de antemano, de tal manera que el
niño/a tenga muy claro cuál es el modo de operar correcto y deseable y
cuál sería la manera incorrecta de operar.
2. Establecer
los objetivos en función del criterio de edad del niño y las
características de la meta: cuando los niños son muy pequeños o
presentan una sintomatología muy marcada, es recomendable establecer
objetivos y metas a medio plazo (no objetivos muy largos donde se
requieran de una cantidad muy elevada de puntos para intercambiar) e ir
incrementando el tiempo de latencia a medida que van haciéndose mayores.
3. Asegurarnos de que entienden el sistema, que saben
utilizarlo y que tiene unas normas claras y establecidas y las trampas
están penadas (castigo o coste de respuesta.)
4. Es
necesario que exista un estricto control sobre las conductas emitidas,
las fichas entregadas, las canjeadas, los reforzadores dispensados, etc.
Ejemplo para recoger su cuarto:
Usan las fichas de parchís Conductas:
Roja: 1 punto Llevar la ropa sucia a la lavadora 1 punto
Amarilla: 5 puntos Doblar la ropa 1 punto
Verde: 10 puntos Guardar juguetes 2 puntos
Azul: 20 puntos Guardar libros 1 punto
Preparar mochila 1 punto
Reforzadores inmediatos: Reforzadores a largo plazo:
Media hora de TV 3 puntos Ir al cine 25 puntos
Paquete de cromos 1 punto Invitar a un amigo a jugar 20 puntos
Batido 2 puntos Un balón 50 puntos
Pauta:
Todos los días debe gastar al menos 3 puntos en los reforzadores
inmediatos. El resto puede acumularlos. A partir de las dos semanas si
lo está realizando correctamente se cambiarán la tasa de emisión y se le
irán dando ciertos reforzadores aunque no lo cambie por fichas, siempre
y cuando esté realizando la conducta adecuada. No hay que olvidar el
costo de respuesta en el que puede perder o no ganar fichas. A partir de
las dos semanas se puede ir haciendo aleatoriamente algunos días de la
semana.
Espero que os sea útil.
Extraído del manual de técnicas de modificación y terapia de conducta. Labrador, Cruzado y Muñoz (1993)
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